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Antirromanticismo

ANTIRROMANTICISMO

Hace unos cuantos años, después de un ruptura sentimental de la que tardé en recuperarme muchísimo

(ahora que ha pasado el tiempo me doy cuenta de lo que me reventó todo aquello) grabé para Comedy Central un monólogo que titulé Antirrománticismo.

Por aquellas había cancelado una boda con las invitaciones enviadas y alguien tenía que cargarse el muerto. Y yo siempre pienso que el que tiene que comerse mis marrones y escucharlos, aunque sea riéndose, es el público que paga una entrada por verme.

Tiene bloques que gustaron muchísimo como «El encantador de perros» grabado en un tono demasiado agudo para mi gusto actual. Pero fue un éxito básicamente por dos motivos: por que me repusieron muchísimo debido a que daba buenos índices de audiencia, y por que me lo fusilaron mucho, señal también de que en la profesión gustó bastante.

Para que os hagáis a la idea el tonito ese agudo tan desagradable que utilicé fue unos años en la comedia lo que el autotune es ahora a la música.

Luego grabé Antirromanticismo II, que en caliente en Joy Eslava me pareció la leche y donde fui felicitado como si hubiera hecho la gran maravilla y que luego visto en la tele desde casa me pareció una basura de las grandes.

En el monólogo hablaba de una exnovia de verano, gaditana, que era logopeda en Cádiz. El chiste era más que evidente y me lo daba la vida. Cuando probaba ese material en los garitos delante de ella le hacía mucha gracia, luego me contaron que se ofendió mucho al verlo grabado.

Yo creo que alguien se ofende con un humorista básicamente cuando tu gag no hace toda la gracia que debería. Un gag desternillante nunca cae mal, y si a alguien le parece ofensivo se suele callar. Por muy cateto que sea un individuo a nadie le gusta cortar el rollo a los demás.

Yo a ella le estoy agradecido haberme descubierto Cádiz, La Caleta, las berenjenas con miel y a Juan Carlos Aragón . Supongo que ella no quiere ni oír hablar de mi.

Aún recuerdo cuando posé para esa foto en la azotea de su casa y el día que compré aquellas margaritas. Menudo es el amor.